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Resumen.
1. Introducción.
2. Materiales y Métodos.
3. Resultados y Discusión.
3.1. Composición química.
3.2. Propiedades funcionales.
3.3. Evaluación sensorial.
4. Referencias.
RESUMEN.
Se estudió el efecto de la dieta sobre la calidad de la carne de 16 cerdos Yorkshire x Landrace machos castrados muestreados de
manera aleatoria a los 90 kg de peso vivo. Los cerdos provenían de una prueba de comportamiento realizada en condiciones de
extensión donde se encontraban divididos en dos grupos según la dieta ofertada (control y experimental). La dieta experimental se basó en miel B de caña de azúcar ofertada ad libitum y un suplemento de proteínas vitaminas y minerales en el que se redujo el 15% de la
harina de soya como fuente de proteínas, y se sustituyó por zeolitas naturales.
Todos los parámetros evaluados estuvieron dentro del intervalo de valores informados como normales para la carne de cerdo.
Solamente se observaron diferencias estadísticas (P<0.01) para el contenido de proteína bruta de las carnes (control, 23.45 y
experimental, 22.74% respectivamente). No se encontraron diferencias para el pH final y la capacidad de retención de agua. La calidad
sensorial de las carnes fue buena.
Los resultados indicaron que la reducción del 15% de harina de soya en el suplemento, aunque disminuye el contenido proteico de las
carnes no afecta su calidad sensorial. Se recomienda que este tipo de dieta sea utilizado siempre y cuando las carnes no sean
destinadas a un mercado especializado.
1. INTRODUCCIÓN.
La crianza porcina con alimentos nacionales es un anhelo que
data de muchos años. Implementar un sistema productivo
basado en tecnologías sostenibles ha sido prioridad de varias
instituciones cubanas, lideradas por el Instituto. La búsqueda
de alternativas en la elaboración de alimentos para los cerdos
a partir de caña de azúcar, yuca, boniato, sorgo, soya, girasol
y otras constituye una de las principales líneas de
investigación del país (Mederos et al 2009).
Las dietas basadas en miel B de caña de azúcar y harina de
soya como componente fundamental del nuprovim tienen la
característica de que toda la proteína se aporta a través de
la soya al ser la miel B un alimento esencialmente energético
prácticamente libre de proteína. Esta situación permite
considerar que se puedan hacer reducciones de proteína con
respecto a las normas alimentarias del National Research
Council (NRC 1998) basadas en dietas de cereales ya que
la harina de soya es una fuente de alimento de alta
concentración proteica y considerable valor desde el punto
de vista del balance y disponibilidad de aminoácidos
(Figueroa 1995). Se hace necesario estudiar el efecto de estos
sistemas de alimentación en la calidad de la carne ya que los
informes al respecto son insuficientes.
Teniendo en cuenta estos antecedentes se consideró de gran
interés estudiar en condiciones de extensión la calidad de la
carne de cerdos en los que se redujo el nivel de proteína en la
dieta.
2. MATERIALES Y MÉTODOS.
Todos los datos sobre los animales empleados, diseño
experimental, tratamientos y dietas se encuentran detallados
en Pérez et al (2011). Para las determinaciones relacionadas
con la calidad de la carne se procedió al muestreo del músculo longissimus dorsi. En todos los casos se eliminó la grasa
superficial y los restos de tejido conectivo. Se tomó la porción
comprendida entre la oncena y la decimotercera vértebras
torácicas y se pasó tres veces por un molino de disco con
orificio de 3 mm de diámetro (NC-274:2003), luego se envasó en frascos herméticos totalmente llenos y se conservó a -18ºC
hasta el momento de realizar los análisis.
Esta muestra se utilizó para la determinación de la
composición química de la carne que comprendió la humedad
(NC-275:2003), proteína bruta como nitrógeno total por el
factor de conversión para carnes (6.25) según (NC-ISO
937:2006), grasa (NC-ISO 1443:2004), cenizas (NC-ISO
936:2006) y pH final, medido a las 24 horas post-mortem (NCISO
2917:2004).
La capacidad de retención de agua (CRA) se determinó como
pérdidas por goteo según la metodología descrita por Honikel
(1998), y para ello se cortaron dados de 80 a 100 g de muestra
fresca la cual fue suspendida dentro de una bolsa plástica
usando ganchos pequeños. Esta muestra fue mantenida a
temperatura controlada entre 4 y 5ºC durante 24 horas. Las
pérdidas por goteo se expresaron en porcentaje..
La carne se clasificó de manera subjetiva de acuerdo con el
color y el grado de marmoleo por 10 jueces del Instituto
utilizando los patrones fotográficos de la Nacional Pork
Producer Council (NPPC 1991) en los cuales se distinguen seis grados de color y marmoleo, los que se describen a
continuación en la tabla 1.
La evaluación del color se realizó a las 24 horas post-mortem
bajo las mismas condiciones de iluminación para cada una de
las muestras. Para ello se cortó transversalmente el longissimus dorsi a la altura de la décima costilla, verificando
que la temperatura interior del músculo fuera inferior a 5ºC. La
evaluación del aspecto, textura, jugosidad y sabor se realizó a
través de una prueba descriptiva bipolar estructurada de 7
puntos que iba desde pésimo hasta excelente por el mismo
panel de jueces.
La muestra obtenida de la región lumbar se envolvió en papel
metálico y se asó en estufa entre 150 y 160ºC hasta una
temperatura interior de 75ºC. Después se cortó en trozos de
10 mm de ancho, se le asignaron números al azar y se
ofrecieron a los jueces.
Para el procesamiento de los resultados de la composición
química de las carnes y propiedades funcionales se aplicó la
técnica del análisis de varianza (Steel y Torrie 1980). Se utilizó el paquete estadístico SAS (2002), versión 9.0, a través de un
modelo lineal general (PROG GLM) en cuanto a la
manipulación de los resultados. Para los resultados de la
evaluación sensorial se calculó la media y la desviación
estándar a través del sistema de cálculo del programa excell,
de acuerdo con principios establecidos (Steel y Torrie 1980).
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN.
3.1. Composición química.
En la tabla 2 se muestra la composición química de la carne
del músculo longissimus dorsi de los dos grupos en estudio.
Todos los parámetros evaluados estuvieron dentro del
intervalo de valores considerados como normales para la
carne de cerdo por el Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos de Norteamérica (USDA 2002). Solamente se
hallaron diferencias significativas (P<0.01) para el contenido
de proteína bruta de las carnes, aspecto que pudo estar
relacionado con el diferente consumo de proteína de los
grupos en estudio. Respecto a estos resultados no se
encontraron trabajos relacionados con la composición proteica
de las carnes en cerdos alimentados con diferentes niveles de
proteínas. Holler y Hill (1962), plantearon que la dieta influye
poderosamente sobre la composición de la carne y el valor
biológico de las proteínas, mientras que Gonzalvo (2004),
destaca que el contenido proteico de la carne varía según la
edad y la parte de la canal de donde procede, este aspecto no
influyó en los resultados obtenidos pues en ambos grupos las
muestras de carne fueron tomadas del longissimus dorsi y los
cerdos presentaban una edad similar.
A pesar de no encontrarse diferencias significativas (P>0.05)
para el contenido de grasa intramuscular, los valores del grupo
experimental fueron ligeramente superiores al los del grupo
control. Gispert et al (1997), han afirmado que los cerdos con
mayor engrasamiento de sus canales presentan mayor
contenido de grasa intramuscular.
Numerosos estudios muestran una contribución positiva de la
grasa intramuscular sobre las cualidades sensoriales de la
carne de cerdo (De Vol et al 1988; Brewer et al 2001;Huff-
Lonergan et al 2002; Murray et al 2004). Por otra parte,
Bejerholm y Barton-Gade (1986), han sugerido un valor de 2%
de grasa intramuscular, mientras que De Vol et al (1988) han
planteado entre 2.5-3.0% para una calidad sensorial óptima.
Un estudio de preferencias del consumidor (NPPC 1995),
demostró que existe una relación lineal del contenido de grasa
intramuscular con los atributos sensoriales para valores de
hasta 6% de grasa intramuscular, para niveles de 7.3%, la
grasa se hace muy visible en la carne y es menos aceptada
por el consumidor. El estudio concluyó que los niveles entre 3
y 7.3% de grasa intramuscular se consideran aceptables. Los
valores obtenidos en este trabajo (4.04 y 4.27%
respectivamente) para las carnes de ambos grupos en estudio,
se encuentran dentro de este rango.
3.2. Propiedades funcionales.
En la tabla 3 se muestran las medias obtenidas para el pH final
y la capacidad de retención de agua (CRA). No se observaron
diferencias estadísticas (P>0.05) en ninguno los casos.
Los valores de pH final obtenidos fueron ligeramente inferiores
a los considerados como normales (5.5-5.57) para el músculo longissimus dorsi de cerdos alimentados con dietas
convencionales (Lawrie 1974). En cambio Cruz-Bustillo (1982)
encontró valores de pH final similares a los encontrados en
este trabajo en cerdos alimentados con dietas de mieles de
caña de azúcar y asoció este hecho a un mayor contenido de
glucógeno y ácido láctico en la musculatura de los cerdos
alimentados con alto contenido de azúcares.
Fernández (2003) y Castrillón et al (2005) entre otros,
utilizaron el pH final como un indicador de carnes PSE
(pálidas, suaves y exudativas) cuando los valores se
comportaban por debajo de 5.8. Sin embargo Channon et al
(2001) han sostenido que el empleo del pH como único
indicador no conduce a conclusiones certeras sobre la calidad
real de las carnes. Schafer et al (2000) han propuesto usar el
pH a las dos horas junto a la temperatura, mientras que
Kauffman et al (1992) y Toldrá y Flores (1999) han propuesto
el pH y la CRA debido a la alta correlación de estos
indicadores.
En este trabajo de manera complementaria al pH, se
determinó la CRA como pérdidas por goteo según la
metodología propuesta por Honikel (1998). Los valores
obtenidos se consideran normales según el rango de 3-6%
planteado por Coma y Piquer (2000) y Eguinoa et al (2006).
No obstante Mirallas (2007) ha sugerido que el valor óptimo
para carnes normales oscila entre 4 y 5%; bajo este análisis
las carnes evaluadas presentaron pérdidas de agua cercanas
al límite superior. Según Kauffman et al (1992) y Toldrá y
Flores, (1999) las carnes con pH final inferior a 6 y pérdidas
por goteo menores del 6% se clasifican como RFN (red, firm,
non-exudative en inglés), es decir carnes rojas firmes y no
exudativas por lo que se les atribuye buenas propiedades
funcionales.
3.3.
Evaluación sensorial.
En la tabla 4 se muestran los resultados obtenidos para la
evaluación sensorial de las carnes por 10 jueces entrenados.
Los valores promedios para la clasificación del color de las
carnes estuvieron en el rango de 3 a 4 puntos, lo que las
ubica como carnes de color aceptable entre el rosa rojizo y el
rosa rojizo oscuro.
La evolución del pH post-mortem influye considerablemente en
el color de la carne ya que afecta la estructura de la superficie
y la proporción de luz incidente que se refleja (Eguinoa et al
2006). La evaluación del color por parte de los jueces estuvo
en concordancia con los valores de pH y CRA obtenidos.
En la evaluación del marmoleo de las carnes se obtuvo un
valor promedio de dos puntos, lo que indica que el veteado de
las carnes estuvo en el nivel de las trazas. Este resultado está en correspondencia con el nivel de grasa intramuscular
determinado (4.04 y 4.27%) para el grupo control y el
experimental respectivamente, pues Galindo (2008) ha
argumentado que para niveles de grasa intramuscular entre 4
y 5%, el veteado de las carnes es muy ligero o prácticamente
nulo. Este parámetro ha cobrado especial importancia en la
producción porcina actual, debido a que está muy relacionado
con la jugosidad y terneza de la carnes (Eguinoa et al 2006;
Galindo 2008). El veteado da un aspecto más apetitoso y
mejora el aspecto visual de la carne lo que estimula la compra
por parte de los consumidores (Brewer et al 2001).
Según las medias obtenidas en este trabajo, los jueces
clasificaron el aspecto, la textura, la jugosidad y el sabor de las
carnes como buenas. Gonzalvo (2004), al evaluar las
propiedades sensoriales de las carnes de cerdos Yorkshire x
Landrace bajo dos regímenes de alimentación diferentes uno
basado en cereales y el otro en nuprovim10 y miel B encontró una mayor jugosidad en la carne de los cerdos alimentados
con cereales y lo asoció al mayor contenido de grasa
intramuscular.
Los resultados obtenidos indican que la reducción del 15% de
harina de soya en el nuprovim10, aunque disminuye el
contenido proteico de las carnes no afecta su calidad
sensorial. Se recomienda que este tipo de dieta sea utilizado
siempre y cuando las carnes no sean destinadas a un
mercado especializado.
4. REFERENCIAS.
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