Producir un kilo de carne a base de pradera y en la Región de Los Lagos genera 50 veces más emisión contaminante que producir un litro de leche. Así lo demostró un inédito estudio del Instituto de Investigación Agropecuaria (Inia) Remehue, que midió por primera vez la huella de carbono que produce el sector agropecuario local; es decir la totalidad de gases que aporta una actividad al llamado efecto invernadero, ya sea por efecto directo o indirecto.
Impacto ambiental que se fija a través de un inventario de emisiones y siguiendo los parámetros que se reconocen mundialmente.
Así y de acuerdo al informe preliminar de Inia Remehue, una vaca produce en promedio 30 kilos de CO2 -que se compone de gases como el metano, óxido nitroso y dióxido de carbono- para producir un kilo de carne, mientras que para generar un litro de leche se producen 0,6 kilos de CO2 a nivel predial.
“El valor por sí mismo no es tan importante, más bien se busca determinar dónde están los puntos críticos para aumentar la eficiencia de la producción a nivel predial y así disminuir la contaminación”, indica Marta Alfaro, que fue la investigadora encargada de medir la huella de carbono en la zona.
En el estudio se establece que en la producción ganadera -tanto de leche como carne- existen dos componentes de importancia que inciden en la generación de las emisiones: el ganado rumiantes que emite metano y, por otro, el uso de fertilizantes nitrogenados.
Gases que contribuyen al calentamiento global, donde uno de lo más nocivos es el gas metano, pues se ha establecido que es 21 veces más activo que el dióxido de carbono en su aporte al efecto invernadero.
Alimentación
La razón por la que los predios de carne en comparación a los productores de leches emiten más gases contaminantes se debe a que en esta Región los sistemas de producción láctea son más intensivos, esto hace que se controle mejor la dieta de la vaca y se optimice, a su vez, la producción.
Al contrario, la producción de carne es más extensiva, lo que hace que la generación por hectárea sea más baja.
Otro punto de diferencia es la dieta del ganado cárnico, la que puede ser muy fibrosa o insuficiente en los episodios críticos (invierno o sequía), temporadas en que el animal no cubre su requerimiento lo que se traduce inmediatamente en una baja producción y mayor emisión de gases, debido a que la contaminación en unidades de CO2 se calculan en base al kilo de producción por animal.
Brecha contaminante
El promedio de generación de kilos de CO2 por cada kilo de carne es de 30, no obstante entre predios se observa una amplia brecha de generación de gases. El estudio de Inia, por ejemplo, establece que mientras hay predios que producen 19 kilos de CO2 por kilo de carne, otros generan 98 kilos de CO2. En ese escenario, el siguiente paso de las investigaciones es determinar la razón por la cual algunas explotaciones emiten más gases invernaderos que otros.
“De esta forma, habrá que determinar cuáles serán los predios donde habría que efectuar una intervención más drástica para poder mejorar la eficiencia y también reducir las emisiones”, puntualiza la investigadora de Inia. En ese sentido, se cree que los predios que presentan una menor ineficiencia, serían los que tienen una pradera que es más fibrosa, porque produce que el animal elimine más gases “Hay que lograr mejoras en la alimentación y la eficiencia, es decir producir de tal forma que el animal transforme más alimentos en productos ( leche y/o carne)”, explica el director regional de Inia Remehue, Francisco Salazar.
Aumento
La agricultura y la ganadería aportan el 28% de los gases del efecto invernadero a nivel mundial. Mientras la actividad de los animales rumiante es el mayor contribuidor del sector, por lo mismo los estudios e investigaciones se centran en bajar estos niveles.
Un trabajo que se piensa cobrará mayor importancia, debido a que las proyecciones apuntan a que las emisiones irán al aumento, lo anterior después que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estableciera que para el 2050 habrá un 50% adicional de masa ganadera. Se estima, además, que al 2020 habrá un 20% adicional de emisión de gases de efecto invernadero, un escenario que obligará tomar medidas más rigurosas para bajar la contaminación, y donde la ganadería será un foco a abordar.
En esa línea, los estudios apuntan a establecer medidas de mitigación que equilibren la emisión de los gases en las actividades que más aportan al problema.
Lo importante, manifiesta el director regional de Inia en Los Lagos, es determinar cómo se componen los valores de los contaminantes, dónde se está produciendo más emisión a nivel predial y el impacto del sistema de transporte que se usa para sacar su producción.
“Es ahí donde estamos haciendo los esfuerzos para aplicar medidas de mitigación y así bajar la huella de carbono”, dice Francisco Salazar.
El investigador agrega que sólo el 10% del nitrógeno que genera un vacuno es absorbido por el animal y convertido en energía, lo demás se reutiliza en las praderas o es eliminado de forma gaseosa a la atmósfera y otra proporción se escurre a las napas freáticas.
“Lo bueno es que acá las praderas actúan como un buen retenedor de nitrógeno, por lo tanto, están dadas las condiciones para que se haga una agricultura más eficiente y sustentable”, dice el director regional de Inia Remehue.
Alerta
El presidente de la Federación Nacional de Productores de Carne (Fedecarne), Christian Arntz, manifestó que los datos proporcionados por Inia son preocupantes y dan una alerta a los sistemas de producción del rubro.
Como se trata de cifras aún preliminares, el dirigente dijo que sería bueno expandir las investigaciones para contar con un panorama acabado, que ayude a adoptar medidas para mejorar la eficiencia. “Habría que verificar los datos en un tiempo más, ya en la producción de CO2 a base de pradera, también hay que considerar que las praderas son el segundo capturador de este gas, después del bosque”, dice Arntz.
Eficiencia energética
Rolando Núñez, ingeniero civil de la Universidad de Chile y además socio Fundador del Centro Estudios Aplicados de Energías Renovables (Ener Ltda), cree que los productores lecheros y ganaderos deben plantearse metas y buscar alianzas para generar planes que mitiguen las emisiones que producen sus actividades, por ejemplo, con la generación de energías renovables y a partir de los desechos derivados de sus explotaciones. Hoy, afirma, hay incentivos para adoptar estos sistemas y así bajar la huella de carbono. “Porque si aumenta el nivel de contaminación, el país no podrá comercializar sus productos a un precio competitivo, pues su huella de carbono será muy alta”, dice Núñez.
En ese sentido, cree que la mejor opción es trabajar y adoptar tecnologías energéticas que disminuyan las emisiones y diferencien los productos de Chile, como una oferta más limpia, algo que es valorado en el mercado.
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